viernes, 27 de julio de 2012

-No deberías estar junto a mí. Lo sabes. 
-Y tú sabes que no puedo evitarlo. 
-Pero puedo hacerte daño. 
-Exacto, puedes. Es una posibilidad, no estamos seguros ninguno de los dos. Pero hay algo de lo que si estoy segura. 
-¿De qué?
-De que si intentas alejarme de ti, me harás daño, si o sí.



Dime, ¿qué esperabas?


Ya no soy la misma. Hace mucho tiempo que dejé de lado las muñecas y los juegos de niños. Hace mucho que aprendí que aunque caiga y me levante, siempre va a quedar la cicatriz. El tiempo no cura todo tipo de heridas. Puedes pensar que soy negativa. Quizás me haya convertido en eso. Simplemente esperé mucho de gente que luego me falló. Todas las esperanzas que tenía se fueron rompiendo. Poco a poco.
He llorado por tonterías y por personas tontas. He perdonado a quién no debía y me he enfadado más de la cuenta. He perdido a gente por mi cabezonería, pero eso se ha acabado. Me ha costado mucho darme cuenta de como era, y de como quiero ser realmente, de cómo quiero que sea mi vida, de las personas que quiero que estén en ella. 
Y ahora puedo decirle al mundo que está soy yo. Qué aquí estoy, recién recuperada. Que no soy perfecta, pero que he dejado de perseguir la idea de serlo. Que ya no necesito un motivo por el que sonreír, lo hago por que me apetece, porque es mucho más cómodo estar feliz que triste. Porque no quiero malgastar mi vida. 
Porque cuando das un paso, dejas atrás muchas cosas que echarás de menos, pero merece la pena. Porque la vida es un constante reto que hay que superar. Porque mientras haya huellas en la Luna, el cielo no será el límite.